Las zonas más contaminadas por microcistinas coinciden con sitios con muchos nutrientes, normalmente procedentes de abonos agrícolas y detergentes empleados en las ciudades, provocan una explosión de cianobacterias (o algas verde-azuladas). Estas cianobacterias producen muchas toxinas y además, como crecen tantísimo, impiden que la luz penetre hasta el fondo del lago y los organismos, sin luz para hacer la fotosíntesis, no pueden emitir oxígeno y la vida habitual del lago muere.
Si no se vertieran aguas con tantos nutrientes a los rios, embalses y mares, las cianobacterias tendrían un crecimiento normal y se producirían menos toxinas 🙂
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